Reseñas ilustradas: dibuja lo más lindo de las cafeterías
Ella viaja con su cuaderno y sus marcadores negros por las cafeterías de la ciudad. Deja testimonio de su visita de una manera singular: dibuja toda una página con aquellas cosas que le llaman la atención de cada lugar. El ambiente, los detalles, las personas que ocasionalmente estén allí, los diálogos que escucha. Una suerte de reseña ilustrada. Aficionada al café y a los bares de Buenos Aires, encontró en Instagram un canal donde mostrar sus creaciones cotidianas. Se llama Pilar Sahagun, es dibujante y cuenta cómo surgió la idea que denominó #CafecitoTour.
-¿Qué es lo que te inspira de las cafeterías?
-Miro la arquitectura, las particularidades, la gente. Soy medio fan de escuchar las charlas ajenas y ver los personajes, de hecho siempre los dibujo. Hay algo de historieta que aparece porque además hago viñetas, humor. Para mí el humor es una herramienta, es mi vida, me salva en todo y atraviesa mis trabajos.
-¿Empezaste a dibujar para subirlo a las redes o se te ocurrió después?
-Tenía la idea pero a la vez tenía ese pánico de pensar que era una pavada, imaginar que irían a decir algo así como ¿qué se hace la influencer, ésta? Pero ya me había comprado un cuaderno destinado a que sea el de los bares. Un día tenía que hacer tiempo, estaba cerca de Cuervo y me animé: lo dibujé, lo subí, los etiqueté y me lo compartieron. Así empezó a tener réplica muy buena onda. Ahí dije «ah, a alguien le gustó esto, ¡bien!». Y así me fui animando.
-¿Eras de ir a visitar las cafeterías antes de comenzar a dibujarlas?
-Sí, a mí me gusta mucho pasar tiempo en los bares. He pasado mucho tiempo estudiando o charlando temas importantes con amigas y amigos, separaciones, cosas que a todos nos pasan. Entonces siempre tuve ese amor a los bares y a los cafés. Me inspiran, hay algo emocional ahí, me gusta. Y ese amor al café viene de familia: el «tomemos un cafecito», sobretodo de mi viejo. Lo tengo muy incorporado. La idea de hacer las visitas ilustradas surgieron de conectar esos dos amores: los bares y el café en sí.
Cuando habla de los bares se refiere fundamentalmente a los Notables, el selecto grupo de cafés porteños catalogados como patrimonio cultural de la Ciudad. Lanza una afirmación con la que muchos estamos de acuerdo de inmediato: «El cafetín de Buenos Aires tiene esa cosa porteña que es única», dice, y se me ocurre pensar que es una linda y curiosa contradicción que ella, acostumbrada a discernir aquellos elementos significativos que identifican al lugar, utilice una expresión tan vaga para definirlos.
-En tus dibujos no sólo aparecen los bares tradicionales sino también las cafeterías de especialidad, ¿cómo fue que descubriste ese mundo?
-De una manera particular: el año pasado, estando en crisis con el laburo, porque el rubro audiovisual está difícil, hice un reemplazo de tres días en Lab.
-¿Cómo fue eso? ¿Estabas tirando CVs en toda la cuadra y te llamaron justo de Lab?
-No, fue a través de una amiga. Yo estaba con esa desesperación por hacer algo y ellos justo exponían en la feria Masticar. Además estaban por abrir el nuevo local de Belgrano, necesitaban alguien para la cafetería de Palermo. Así conocí el café de especialidad.
-¿Y qué te pareció?
-Ahí dije «guau, esto es todo un mundo». Veía a los chicos con la balancita, la temperatura. Y me encantó, me pareció sorprendente. Ahí conocí el universo del barista y me inspiró respeto, eso fue lo que me sucedió. A veces la gente dice que el café está frío y ellos te explican que se sirve a esa temperatura por determinado motivo. Todo eso lo aprendí ahí. Entonces después cuando yo empecé a ir como cliente a consumir café, entendía mucho más y escuchaba. Tienen tanto amor a su conocimiento que está buenísimo que te lo quieran transmitir.
Uno de los rasgos distintivos de las cafeterías de especialidad es el contacto directo con la tarea del barista. Ya sea por su diseño arquitectónico: las barras con sillas para mirar directamente a la isla de la máquina espresso. O bien por la buena predisposición para explicar el origen del producto y su tratamiento hasta la manera de consumirlo mejor. El conocimiento no se trata sólo de cuestiones complejas: hay aspectos simples para entender la mejor manera de disfrutar un café y distinguirlo. El propio hábito de consumo genera ese saber: «Yo creo que el café acá en Buenos Aires es bastante horrible», sentencia Pilar mientras lanza una carcajada, «entonces está bueno que la gente entienda un poco de eso».
-Y en esos tres días, ¿estuviste haciendo café? ¿O mirabas la máquina de lejos?
-Nooo, es sagrado (se ríe), no podía tocar nada. Quizá les hacía unas preguntas a las baristas, pero yo las veía con la balancita, anotando todo en una libreta y decía guau. Me llamó mucho la atención, me re copó. Después por suerte se acomodaron las cosas y pude volver al laburo de producción.
Cuando habla del retorno al trabajo para el que se preparó se refiere a que su profesión es diseño de imagen y sonido. Las habilidades para los dibujos las desarrolló después en talleres de ilustración con artistas como Vero Gatti, Cristian Turdera y Power Paola. De esa manera también se acercó a la escritura y se largó a componer ensayos en su blog personal.
-El oficio de escribir, ¿surgió de la misma manera que surgieron los dibujos?
-La escritura también me gustó siempre. De chiquita escribía cuentos, tuve mucho diario íntimo. En todo lo que hago siempre hay algo muy autobiográfico, escribo muy desde mi experiencia, siento que en los dibujos aparece algo de eso también: mi mirada de lo que registro. El WordPress lo tenía hace mil años, lo pude volver a abrir y encontré cosas que había escrito. Borré todo lo que no me gustaba y empecé a subir cosas nuevas. Y una de las últimas cosas que subí fue una poesía que se titula «Un café es pensar», que para mí funciona como un lema. Para mí algo del amor al café tiene que ver con eso: es el momento en que bajás, reflexionás… lo vinculé a eso.
Veo muchas caras, las memorizo todas
También oigo risas y siento malestares
Entonces confirmo
Mi amor por los bares
(Extracto de Un café es pensar por Pili Sahagun, 12/07/18)
-¿Y si tuvieras que elegir una cafetería de Buenos Aires?
-Uy, ¡qué difícil!
-Hacé un top five.
-Una cafetería a la que le tengo un montón de cariño es La Orquídea, porque es cerca de mi casa y tomé el hábito de ir y dibujar ahí. De hecho no sé si es un lugar de reunión de dibujantes pero a veces me he topado con alguno. Le tengo afecto.
Dentro de los de especialidad, Öss Kaffe me pareció muy lindo, lo tengo pendiente para ir a dibujar. Vi que tenía el expositor de los lápices Staedtler ahí y dije naaaaah, esto es increíble. A mí que me gustan todas esas cositas, flashée, me pareció buenísimo.
Un Notable al fui hace poco y me pareció un viaje en el tiempo: El Federal. Entré, vi esa barra y dije ¡¿qué?! Esa barra con ese vitraux, no podía creerlo. Además está hecha hacia abajo, me pareció una locura total.
Otro bar que me gusta mucho es Café Cortázar. Además tengo un proyecto de exponer algunos dibujos ahí (se entusiasma).
Y uno que me parece un clasicón total es el Varela Varelita. Además es muy de ilustradores y dibujantes. Y tiene algo muy lindo: el mozo de toda la vida te hace unos dibujitos con un gotero de colorantes.
-O sea que para vos fue el encanto mayor…
-La primera vez que fui le pregunté: ¿vos sos el de los dibujitos en el café? Sí, sí, me dijo. Haceme uno. ¿Qué querés que te dibuje? Sorprendeme. Y me hizo como un naipe, un as de corazón.
Reproduce el gesto como si estuviera recibiendo ese dibujo por primera vez. Se le agrandan los ojos, se le llena la cara de una sonrisa enorme. Y suelta la frase más linda que resume la experiencia de ese día y toda su obra, sus dibujos, sus textos.
-Fue como… ¡el amor triunfa! Vamooo, siempre el amor.
Acá dejamos algunos de sus dibujos, el portfolio completo está en su perfil de Instagram. Y si querés leer lo que escribe, visitá su blog.
Sin comentarios